Acaba de publicarse Foto movida, la última novela de Miguel Mena (Madrid, 1959), escritor y locutor de radio afincado en Zaragoza, que nos trae una nueva entrega protagonizada por el inspector Luis Mainar, quien ya había aparecido en la estupenda Días sin tregua (2005). En esta ocasión, la acción se sitúa a finales de 1983 y tiene a la eclosión musical de entonces como telón de fondo de una trama policial a la que no le falta de nada: desde los asesinatos casi a diario de ETA y la aparición de los GAL al consumo generalizado de drogas entre parte de la juventud de entonces, en medio de una España en la que la tasa de paro era ya escandalosa y el descrédito hacia la clase política comenzaba a ser habitual. También hay referencias a los accidentes aéreos de ese año, a las riadas y a todas las desgracias que se iban acumulando, al tiempo que la "movida" se convertía en la válvula de escape de miles de jóvenes y en la expresión musical y cultural del momento. Es, en definitiva, un panorama similar al de su anterior novela, Todas las miradas del mundo, que tenía el Mundial de Fútbol de 1982 -el de Naranjito- como punto de arranque y que también incluía una trama con un atentado etarra y una investigación policial en torno al secuestro de un miembro de la delegación de Nueva Zelanda, además de alusiones al dopaje en los países del Este, la intoxicación por aceite de colza o el mundo marginal de los quinquis. De esta última novela, la del mundial, hablaremos en breve también aquí.
En Foto movida podemos ver a un Mainar que sigue con una situación familiar compleja, divorciado, con una hija de corta edad, Laura, que necesita cuidados permanentes y que asiste a una escuela de educación especial. La aparición de Maribel, un antiguo amor platónico de él y de sus amigos cuando eran críos, supondrá un importante cambio y un nuevo elemento en la trama, que se irá intercalando sabiamente -con algún momento humorístico, todo hay que decirlo- a lo largo de las más de 300 páginas de la novela (que, por otro lado, se leen con una soltura increíble). Pero si hay algo en lo que se logra una excelente recreación es en el ambiente musical y nocturno del Madrid de aquellos primeros ochenta. Los deseos de un grupo de jóvenes por sacar una maqueta, sonar en la radio y comenzar a ser oídos y reconocidos es el gran tema de la novela. A él se suma, por supuesto, la intriga en torno a la muerte de una chica de ese grupo de amigos, supuestamente por una sobredosis de alcohol y drogas. Y sobre esta investigación gravita toda la trama posterior.
Miguel Mena ha logrado realizar una crónica sentimental y musical de unos años difíciles en España y ha creado a un personaje, el inspector Mainar, desengañado, solitario y distinto a gran parte de la policía de la época, que también va evolucionando, cambiando y que, estamos seguros, nos deparará nuevas entregas. Quién sabe, tal vez la siguiente tenga a la Eurocopa del 84 como telón de fondo-la de la derrota ante Platini y sus huestes, en una muestra de la histórica mala suerte que nos ha acompañado durante años-, la del gran Arconada, aquel del que decíamos de pequeños aquello de "No pasa nada, tenemos a Arconada". Justo cuando éramos jóvenes y felices.
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