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jueves, 22 de junio de 2017

Matar a un ruiseñor

 
Matar a un ruiseñor es una película que habla sobre la defensa en un caso judicial de un abogado (Atticus) sobre un negro, lo que causa un gran revuelo en la población (es en un estado del sur de EEUU durante los años treinta).
Esta película nos muestra cómo niños inocentes, como es el caso de la hija de Atticus pueden llegar a dar grandes lecciones de moralidad y enseñar unos valores de bondad. También muestra cómo injustamente es acusado Tom y culpado finalmente (de forma injusta también); el motivo de la acusación hacia Tom es la supuesta violación de él hacia una mujer del vecindario. La historia real es que el padre de esta dama era una persona con problemas alcohólicos que agredía a su hija y culpa a una persona que simplemente de manera altruista ayudaba a su hija.
Finalmente, Tom, muy alterado debido a la gran injusticia sucedida, intenta escapar de la policía y muere.
El padre borracho más adelante refuerza las razones para creer en su culpabilidad atacando a los hijos de Atticus, los cuales son salvados por Boo,una figura del vecindario que es mostrada durante toda la película como una persona misteriosa por lo que es juzgada como malvada, pero realmente tiene un gran corazón y esto solo ha sido capaz de ser percibido durante toda la película por un ser inocente, la hija menor de Atticus, demostrando que los perjuicios solo llevan a malas interpretaciones y generan un odio innecesario.
Esta es una película muy recomendable en mi opinión e intenta mostrar de una forma diferente en cierta parte la opresión que sufrían las personas de color en esa época, algunos de estos personajes como Sara Park han luchado a lo largo de la historia por la igualdad racial y son grandes ejemplos a seguir.
 
Álvaro Esteban, 4º ESO A
 
 Portada de la reciente reedición del libro homónimo en el que se basa la película
 
Fragmento de la película

viernes, 2 de junio de 2017

Los cautivos y otros relatos del Oeste, de Elmore Leonard


Se acaba de publicar Los cautivos y otros relatos del Oeste, de Elmore Leonard, en la siempre excelente colección "Frontera" de la editorial Valdemar, dirigida aquella por Alfredo Lara, quien también se encarga del prólogo. Leonard ya había aparecido en otros dos volúmenes de esta colección (Hombre y Que viene Valdez, El tren de las 3:10 a Yuma y otros relatos del Oeste), con lo que se ofrece al lector en español una muy amplia muestra de las obras del género del western del escritor considerado, unánimemente, como uno de los grandes del siglo XX. El libro en cuestión contiene el relato Los cautivos, que sirvió para la película homónima -en el título en español- del gran Budd Boetticher (The Tall T, 1957).

 Tráiler de Los cautivos

miércoles, 5 de abril de 2017

Más allá del ancho Misuri, de Bernard de Voto

Acaba de ser publicado por primera vez en español Más allá del ancho Misuri (Across the Wide Missouri), del historiador y novelista norteamericano Bernard de Voto. Lo ha hecho la  editorial Valdemar en su ya cada vez más nutrida colección Frontera (número 15). Quizás al lector le suene el título por la película homónima, dirigida por Bill Wellman en 1952 y protagonizada por Clark Gable. El libro en cuestión es un excelente ensayo que da cuenta de cómo era la vida de los exploradores, comerciantes y mountain men que se adentraban en territorios ignotos a comienzos del siglo XIX, con nombres clásicos como Jim Bridger, Kir Carson o Joe Meek. La edición se acompaña de una presentación a cargo de Alfredo Lara (encargado de la colección), además de un cuidado corpus de notas, bibliografía y unas excelentes ilustraciones de autores tan renombrados en esto George Catlin, Karl Bodmer o Alfred Jacob Miller. 

Portada y contraportada de la edición de Valdemar

Alfred Jacob Miller: "Indians on Green River"

Karl Bodmer: "Crow Indianer"

George Catlin: "White Cloud, Head Chief of the Iowas"

 Fragmento de la película Más allá del ancho Missouri. el rendezvous de los tramperos

domingo, 8 de enero de 2017

Million Dollar Baby


Million Dollar Baby es una película de 2004 que se traduciría al español como La chica del millón de dólares.
     Esta película trata sobre Maggie, un chica de la denominada “White Trash” (o "basura blanca", que es como se designa de manera despectiva en EEUU a aquellas personas de baja clase social y étnicamente blancas) que tras llevar años con problemas familiares y económicos, y después de estar trabajando desde los 13 años como camarera decide que la única manera de liberarse de sus problemas es desahogarse practicando boxeo. Ahí es donde entran en juego Frankie, uno de los mejores entrenadores, y Eddie, un ex boxeador retirado que trabaja como conserje-limpiador en el gimnasio. Al principio de la película, Frankie no quiere entrenar a Maggie pero gracias a la insistencia tanto de ella como de Eddie y a que al que entrenaba le había dejado accedió a entrenarla. Después de año y medio de largos entonamientos Maggie empezó a boxear, y tras dejar KO a toda su liga en un solo asalto, Frankie la fue subiendo de categoría en muy poco tiempo. Al ser tan buena, ganaba mucho dinero, y decidió arreglarlo con su familia comprándoles una gran casa en la que vivieran mejor que en la cutre caravana en la que vivían
      Entonces su madre se enfadó con ella por sus prestaciones y Maggie volvió a dejar de hablarse con su familia. Un tiempo después de eso, Maggie volvió a boxear pero ahora en la liga welter, la mas alta de su categorí. Allí es cuando le comenzaron a llamar “Mo Cuishle”, que era un frase irlandesa que ella desconocía. Maggie fue haciéndose paso por la liga hasta llegar al combate final en el que tendría que ganar a “la Osa azul”, la campeona de los pesos Walter, una luchadora famosa por su forma tan guarra de luchar. En ese combate, Maggie ya casi le había ganado, cuando sonó el pitido del final del asalto, entonces “la osa azul” le golpeó por la espalda y consiguió que Maggie cayera contra el taburete, rompiéndose el cuello. Maggie, ya en el hospital descubre que se ha quedado paralítica y es entonces cuando su familia llega al hospital después de haber estado una semana en Disneyland. Quieren que Maggie firme un papel para dejarles toda su fortuna después de morir, pero ella los echa. En el final de la película, Maggie se intenta suicidar después de que al pedirle a Frankie que la matara y él no quisiera Cuando Frankie ve que ella no puede vivir mas así, y después de decirle que el significado de Mo Cuishle es “Mi amor, mi sangre” le desconecta el respirador y le inyecta adrenalina, hasta matarla.

Javier Sebastián, 4º ESO B 

 

viernes, 29 de abril de 2016

"Se va a desatar el infierno antes del desayuno..."




"-Supongo que sí -dijo Josey-, he venido aquí para morir contigo, o para vivir contigo. Morir no es difícil para los hombres como tú y como yo, para nosotros lo difícil es vivir -hizo una pausa para dejar que las palabras hicieran mella en Diez Osos...y luego continuó-: Lo que a ti y a mí nos importaba ha sido descuartizado...violado. Y fue hecho por esas serpientes mentirosas de dos lenguas que controlan los gobiernos. Los gobiernos mienten...prometen...dan puñaladas traperas...comen en tu cabaña y violan a tus mujeres y matan cuando te confías al creer en sus promesas. Los gobiernos no conviven...son los hombres los que conviven. No obtendrás ni una sola palabra verdadera de los gobiernos...ni una lucha justa. Yo vengo a ofreceros ambas cosas...o a aceptar vuestra elección por una u otra."

Forrest Carter, El rebelde Josey Wales. Huido a Texas 
(Valdemar, abril de 2016, páginas 208-209)



La editorial Valdemar, a través de su colección "Frontera", continúa con su esforzada tarea de acercar a los lectores en lengua española los grandes clásicos de la novela del Oeste. En esta ocasión, aparece El rebelde Josey Wales, de Forrest Carter, que los lectores recordarán por la estupenda versión cinematográfica que dirigió y protagonizó Clint Eastwood en 1976.

 

lunes, 2 de junio de 2014

Valor de ley, de Charles Portis

Teníamos pendiente desde hace días hablar de la novela Valor de ley, de Charles Portis, publicada en 1968 (aquí la tradujo Eduardo Mallorquí) y en la que se basaron sendas versiones cinematográficas a cargo de Henry Hathaway (1969) y los hermanos Coen (2010). Su personaje principal, interpretado por John Wayne en la primera versión y por Jeff Bridges en la segunda, inspiró también otra película de título homónimo al personaje -Rooster Cogburn- que por estos pagos se tituló El rifle y la Biblia (Stuart Millar, 1975), con unos otoñales Wayne y Katherine Hepburn, además de dar lugar a una serie de televisión protagonizada por Warren Oates. Para el recuerdo de muchos espectadores quedan escenas como el duelo final, a modo de justa medieval, entre Cogburn y los bandidos, la desesperada carrera por salvar a Mattie o las monumentales curdas del protagonista. Sobre si es mejor la primera o la segunda versión hay opiniones para todos los gustos: quizás resulte más entrañable Wayne como comisario en la película de 1969, mientras que en la segunda la joven Hailee Steinfeld está al mismo nivel que el protagonista, Jeff Bridges, en una dupla de mucho nivel y carisma. Hay quien se cansa de las películas de Wayne de los años sesenta y setenta, cuando hacía siempre el mismo papel y resultaba -a veces- una parodia de sí mismo; y hay quien no soporta ciertas cosas de los Coen, aunque esta resulte quizás de las más clásicas, dentro de su paradójica modernidad.


     La novela está narrada de manera retrospectiva por la propia Mattie Ross, ya adulta, solterona y decidida a buscar a Cogburn en algún espectáculo del Salvaje Oeste, cuando ya el viejo comisario vivía sus últimos años. Ella evoca aquella aventura que la llevó a vengar la muerte de su padre a manos de Tom Chaney, un antiguo trabajador de este, cuando ella contaba solo con 14 años. Para ello tuvo que recurrir a los servicios de Rooster Cogburn, descrito por el sheriff como el más malvado: "Es implacable, cruel y no conoce el miedo. Le encanta empinar el codo". Es un tipo que irá aceptando progresivamente a la joven, pese a su inicial rechazo hacia ella y su desconfianza. La novela está salpicada de citas de la Biblia, a modo de recordatorio de la misión de venganza en la que se ha embarcado la joven: "Huye el impío sin que nadie lo persiga".
     Las primeras páginas, hasta que encuentra a Cogburn, muestran el viaje que realiza la joven Mattie en busca de respuestas, su enfermedad y refugio en casa de la abuela Turner, y sus primeras indagaciones. Contiene algunos pasajes de humor negro, como a la hora de dormir ambas o el juicio al que asiste y en el que ve quién es el comisario, pero sobre todo sirven para descubrir que la chica tiene carácter y una tozudez digna de encomio, como cuando se enfrenta a Stonehill a cuenta de la partida de caballos que su padre había ido a comprar. Logra  más o menos lo que quiere, y empieza a tratar de convencer a Cogburn de que acepte su propuesta de ir a las montañas de la nación Choctaw a buscar a Chaney quien, al parecer, está con Lucky Ned Pepper, un conocido ladrón, y su banda. Luego conoceremos al fatuo ranger tejano LaBoeuf, que acabará siendo, como el propio Cogburn, más franco y abierto de lo que al principio parecía. Pensemos en algún pasaje en el que el viejo comisario tuerto explica su pasado -oscuro-, ante los atentos ojos de Mattie, que lo sitúa en todos los grandes acontecimientos de la época.
        Y es que la novela permite ir desgranando aspectos de cada uno de los personajes -novela iniciática-, al tiempo que contiene un fresco histórico de primer nivel, en el que la expansión al Oeste prosigue y donde comienza a asentarse una nueva sociedad, necesitada de leyes y justicia. Y esto último es lo que busca Mattie, aunque a veces nos encontremos con un "rigor moral" que nos pueda resultar chocante hoy; pero no olvidemos que es una cría de 14 años, algo respondona, que proviene de una familia educada en la rectitud y el amor al trabajo, lectores de la Biblia y seguidores, en cierto modo, de lo que ahí se dice. Por todo ello, porque en apenas 200 páginas uno se encuentra una historia creíble, que va creciendo y que tiene equilibrio entre el humor y la crueldad -la muerte de los dos jóvenes ladrones en la cabaña-, es por lo que esta novela es muy recomendable. Si, además, hay dos grandes películas basadas en ella -la de los Coen es la más fiel-, la fiesta es todavía mayor.


lunes, 5 de mayo de 2014

Hondo, de Louis L'Amour

    Teníamos pendientes varias reseñas de los libros de la colección "Frontera", que con tan buen gusto y calidad -véase la elección de las portadas, por ejemplo- viene editando Valdemar, bajo la dirección de Alfredo Lara, desde hace un par de años. En esta ocasión empezaremos por la última, Hondo, de uno de los escritores más prolíficos y conocidos del género de la literatura del Oeste, Louis L'Amour, autor de entre otras novelas, Shalako (que tuvo una versión cinematográfica más que interesante, protagonizada por Sean Connery y, atención, Brigitte Bardot) o El pistolero de Cheyenne (una de las pocas incursiones de George Cukor en el western). Aunque la película homónima quedaba lejana en el tiempo (John Farrow, 1953), todavía uno se acordaba de la figura imponente de John Wayne acompañado por un perro -de aspecto menos fiero que el descrito en la novela- en medio de un territorio salvaje y hostil, dominado por el jefe apache Vitorio y sus partidas de guerreros. Allí conocía a una mujer que vivía con su hijo en un rancho aislado, a merced de los caprichos de los indios, que dejaban que viviera a cambio de poder abrevar los caballos o llevarse alguna vez algo de ganado (parecido a Cielo amarillo, de William Wellman). Su marido se había ido a la ciudad y no se sabía nada de él.

     Y esa historia de amor -inevitable- que va a ir surgiendo entre el rudo explorador Hondo Lane y la madre que trata de sacar adelante el rancho en solitario es la que la mayoría del público recuerda cuando se menciona la película. En cambio, al leer la novela, la trama sentimental es más débil -sobre todo hasta la mitad- y gana mucho en agilidad y frescura narrativas, que es de lo que se trata. De hecho, la descripción de las primeras escaramuzas entre un pelotón de caballería y los indios se encuentra entre lo mejor que se puede leer: conciso, ameno y duro, sin medias tintas. Quizás aquí es donde vengan a la memoria los relatos de James Warner Bellah también editados en Valdemar -Un tronar de tambores-, por lo que tienen de mostrar esa especial relación del hombre -indios o soldados- con el paisaje y cómo este último se convierte en actor indispensable. La historia entre Hondo y la señora Lowe resulta a los ojos del lector/espectador muy similar a la de Raíces profundas (George Stevens, 1953), con un niño que admira al forastero, aunque sin alcanzar, desde luego, la profundidad y majestuosidad de esta última. De hecho, el personaje de ella en la novela tiene más bemoles que en la película, también más dudas, pero resulta sin duda mucho más redondo de lo que ha quedado en la adaptación cinematográfica. Hasta ahora se puede pensar que la novela es casi perfecta, pero el final es algo que chirría, se le ven las costuras. Lo señala Alfredo Lara con su habitual precisión en el prólogo: a veces a L'Amour los finales se le atragantan y lo que podrían ser obras maestras del género se quedan en buenas novelas, sin más. Aquí sucede, a nuestro entender, lo mismo, aunque no vamos a desvelar por qué. La edición está acompañada del relato original que dio lugar a la novela, titulado "El regalo de Cochise", todo un ejemplo de concisción y adecuación a lo que ha de ser un relato del Oeste y que también conviene leer como complemento a la novela (mejor después).

Tráiler de la película