Tal día como hoy de hace 175 años, un joven literato español que respondía al nombre de Mariano José de Larra y Sánchez de Castro, decidía poner punto y final a su vida descejarrándose un tiro en la sien en su piso de la calle Santa Clara de Madrid. Hasta hace no mucho el piso conservaba la disposición con que la dejó su propietario (dicen que incluso con el agujero de bala en la pared). Con su muerte se terminaba una trayectoria crítica y literaria brillante, labrada en pocos años y que tiene una vigencia y actualidad fuera de toda duda. Es posible que a mucha gente le suene este autor por ser uno de los más egregios representantes del Romanticismo (se piensa en él, Espronceda y Bécquer como la tríada capitolina de este movimiento literario en España) o que, ya de manera más frívola, alguien lo recuerde por ser el autor del libro que Doña Letizia Ortiz regaló al príncipe Felipe de Borbón por su boda. El libro en cuestión era una de las primeras ediciones de El doncel de don Enrique el Doliente (no era la "edición príncipe", que hubiera dado cierto juego humorístico). Enseguida se reeditó y se convirtió en un relativo éxito de ventas, a la vez que sirvió para establecer ciertos parecidos periodísticos con la actual princesa de Asturias. Cotilleos aparte, Larra se sitúa en un lugar imprescindible de las letras europeas del XIX, lectura influyente de gentes tan dispares como Zorrilla, los del 98 o más recientemente, Umbral (Larra, anatomía de un dandy), y un fino crítico de la situación política y social de la España de su tiempo, que mostraba un evidente retraso y perpetuaba una serie de males endémicos (que aún hoy arrastramos).
Si estás en 4º o en 1º de Bachillerato, posiblemente tendrás ocasión de leer algunos de sus artículos más conocidos (El castellano viejo, Vuelva usted mañana, El día de Difuntos de 1836...), con plena vigencia en la actualidad.
Por otro lado, queremos seguir dando la oportunidad de colaborar con el blog (ayer se hizo un nuevo ofrecimiento con la noticia de la muerte de Germán Sánchez Ruipérez), así que ya sabéis: mandad vuestras colaboraciones.
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