Vicente Blasco Ibáñez ha sido y sigue siendo uno de los mejores escritores españoles de todos los tiempos. Nació en Valencia en 1867 y murió en Francia en 1928. La barraca o Los cuatro jinetes del Apocalipsis, fueron dos de sus obras más famosas, las que le hicieron que el éxito le inundara. La Generalitat Valenciana le está dedicando todo este 2017. Blasco Ibáñez era escritor, político republicano y populista, conservador en algunos aspectos, así como anticlerical y antimonárquico. Fue tratado con menosprecio por muchos contemporáneos de la generación del 98. El escritor valenciano comenzó a ser conocido como escritor de folletines, firmó más tarde en periódicos, fundó dos de ellos y creó el Partido Republicano Populista. Se decía que era un hombre que apenas se paraba para cambiar fallos o palabras.
Manuel Vicent (escritor), que prefería a otros escritores valencianos, reconoce que Blasco Ibáñez fue quien mejor retrato la Valencia de principios del siglo XX. Así como el historiador Javier Varela, reivindica que merece la pena leerlo, ya que es un clásico de las letras. También piensa sobre el perfil político de Blasco Ibáñez, al que recuerda como un artífice de la política moderna en España. Novelas como La Barraca, Cañas y barro son obras del naturalismo literario, un testimonio de la época vistoso y que tiene actualidad. La generación del 98 nunca le perdonó que fuera un escritor de éxito, aunque tenía amistades como la de Ramiro de Maeztu o Azorín y también colaboró con Unamuno. Su manera de escribir tan propia resultó pasada tras la guerra y la eclosión de las vanguardias literarias. Era mal visto por ser socialmente conservador, expresa el escritor. Asimismo, se dice que tuvo un momento de popularidad cuando se rodaron series sobre sus libros como La barraca, pero actualmente se encuentra en el olvido. El escritor Joan Francesc Mira, premio de Honor de las Letras valencianas y catalanas, tiene una opinión diferente, él piensa que no está olvidado, que aún se sigue recordando mediante artículos, libros, es decir, que aún sigue presente. También dice que, aunque en algunas ocasiones haya sido mirado con desprecio por algún escritor, ha sido aceptado en su país y que por eso debe de ser recordado y revindicado como escritor y político en su país natal. Él era todo lo contrario a sus compañeros del 98, ya que busca el éxito, escribía deprisa, así como que no trataba de ser un escritor refinado ni moderno, y era apoyado por los republicanos. Según Mira las últimas obras que escribió, literalmente, no tienen un interés para la época.
El escritor fue uno de los primeros autores de superventas mundial, que se convirtió en un personaje popular, cuyas obras se leían en muchos idiomas. Al final de su vida, Blasco Ibáñez se fue a vivir a Menton, Francia, donde escribió artículos para el diario de William Randolph Hearst, importante empresario. La Generalitat ha declarado que el 2017 es el año de Blasco Ibáñez. El Ayuntamiento de Valencia tiene programadas actividades y encuentros hasta agosto y negociará este año para que el legado de Blasco Ibáñez permanezca en Valencia.
Fuentes:
http://cultura.elpais.com/cultura/2017/02/06/actualidad/1486372820_475640.html
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