La primera nos la envían los chicos de Un día de cine y es de otro clásico, Heraldo de Aragón. Podemos observar una ambigüedad fácilmente evitable (¿a quién se estafa?):
En la segunda, en cambio, notamos la ausencia de una tilde que ha sido escamoteada, seguramente, por el corrector del procesador de textos, a quien el periodista habrá fiado la redacción de la noticia. Eso o vaya usted a saber qué hacen en la entidad suiza:
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