La siguiente información sobre las hermanas Catalán de Ocón nos la trae Judith Gómez, de 1º bachillerato. Ambas hermanas aparecen en la novela La enfermedad sospechosa.
El linaje Catalán Ocón es uno de los más Antiguos de Aragón. José Catalán de Ocón, escudero de Alfonso I el Batallador recibió de manos de este rey de Aragón en 1138 el título de Señor de Villacadima. En el siglo XIII Pedro Jerónimo Catalán de Ocón compra la dehesa y montes de Valdecabriel y el monarca Jaime I le otorga su señoría. El asentamiento de esta influyente familia en tierras turolense implica feudos en Ródenas, Valdecabriel, Torrijo del Campo, Villacadima y Monreal del Campo, además de poseer casas en Teruel y Albarracín. Todavía en el siglo XVIII extendieron sus raíces a la ciudad de Calatayud. En Monreal del Campo mantuvieron su casona hasta principios del siglo XX, conocida como “Casa Pilón”, frente a la Iglesia Parroquial, casa solariega demolida en la década de 1970.
ENTORNO Y FAMILIA
No podemos abordar la biografía de las hermanas Blanca y Clotilde Catalán de Ocón y Gayolá sin hacer mención a sus progenitores; es imprescindible para entender el carácter y trayectoria de las mismas.
Su padre, Manuel Catalán de Ocón y Corral nació en Monreal del Campo en 1822 y se casó en segundas nupcias con Loreto de Gayolá y Casanovas en 1857. De esta relación nacieron Blanca y Clotilde Catalán de Ocón y Gayolá. Manuel, aristócrata y con una buena preparación intelectual, no estaba reñido en absoluto con una clara visión de los problemas de su clase en el marco de la sociedad de su época. La crisis agraria fue un tema habitual en la España de la Restauración, y origen de escritos de queja y de reivindicación de Manuel Catalán de Ocón, que exigió el ferrocarril o la disminución de impuestos. Era consciente de los graves problemas que atenazaban a la provincia de Teruel.
Loreto de Gayolá contrajo matrimonio a los 18 años. Educada en Suiza, deseó vivir el mayor tiempo posible en el campo, por lo que su esposo reconstruyó la casa de “La Campana” en Valdecabriel (entre El Vallecillo y Frías de Albarracín), donde pasarían largas temporadas. La soledad del valle dio lugar a una estrecha convivencia con la naturaleza y reposadas lecturas de una escogida biblioteca. El amor por la naturaleza y la poesía fue inculcado por la madre, y el Valle fue el escenario privilegiado de las andanzas de las niñas Blanca y Clotilde. La madre tenía conocimientos botánicos y sabía herborizar: así lo transmitió a sus hijas. Asimismo, la prematura muerte de Loreto (Blanca tenía 26 años y Clotilde 24) influyó en las composiciones poéticas de Clotilde que “siente frío en el pecho y echa de menos las caricias y los dulces besos de su madre ausente”.
BLANCA CATALÁN DE OCÓN Y GAYOLÁ
Está considerada como la primera mujer publicista de la Historia de la Botánica Española. Aunque nació en Calatayud el 22 de agosto de 1860, a todos los efectos se consideró siempre originaria de Monreal del Campo. Al igual que su hermana Clotilde, amó especialmente su Valle (Valdecabriel-Serranía de Albarracín) y su naturaleza, interesándose especialmente por la flora. Esta afición fue cultivada, al igual que su hermana, con la observación directa, el auxilio de alguna literatura científica y el apoyo de naturalistas como Zapater, canónigo de Albarracín. A través de éste se comunica Blanca con el gran botánico sajón Mauricio Willkomm, que preparaba su gran Prodromun Florae Hispanicae. Blanca formó un pequeño herbario representando la flora del valle, con plantas que resultaron ser nuevas especies. Bajo el epígrafe de “Botánica Turolense”, dentro del tratado de Miscelánea Turolense, figura el Catálogo de las plantas colectadas por la Srta. Blanca de Catalán de Ocón en el valle de Valdecabriel con la cita científica de 83 especies.
El propio Zapater dejó bien sentado el valor de los trabajos de la botánica en el periódico científico turolense La Provincia. El célebre botánico D. Mauricio Willkomm inscribió el nombre de Blanca Catalán de Ocón al lado de los principales colectores de plantas en su Prodromus de la Flora Española, y representa en una lámina la Saxifraga Blanca (Saxifraga granulata), especie nueva descubierta por la botánica. Esta especie nueva para la ciencia también fue reconocida en primer término por el botánico de Castelserás, Francisco Loscos Bernal, lo que convirtió a la monrealense en la primera mujer publicista de asuntos botánicos en inscribir su nombre en la terminología científica del ramo. Francisco Loscos también se hará eco esos mismos años de los trabajos de la naturalista en su Tratado de plantas de Aragón, con citas en las que queda de manifiesto que estudió plantas colectadas por Blanca. En la correspondencia del botánico de Segorbe, Carlos Pau, se encuentran diversas cartas que cruzó con Bernardo Zapater y Mauricio Willkomm, en la que se citan varias veces a nuestra naturalista.
En la actualidad todavía conservan sus nietos recuerdo de Blanca que confirman la importancia de sus trabajos: libros científicos, un herbario botánico con 115 especies distintas recogidas en la Vallée d’Ossau (Pirineos franceses), un herbario de botánica de plantas raras de Valdecabriel .
El 15 de octubre de 1888 se casó con el juez de Cartagena Enrique Ruiz del Castillo. Atrás dejó definitivamente Blancas sus años en Calatayud, Monreal del Campo o Valdecabriel. Fallecería en Vitoria el 17 de marzo de 1904.
No podemos abordar la biografía de las hermanas Blanca y Clotilde Catalán de Ocón y Gayolá sin hacer mención a sus progenitores; es imprescindible para entender el carácter y trayectoria de las mismas.
Su padre, Manuel Catalán de Ocón y Corral nació en Monreal del Campo en 1822 y se casó en segundas nupcias con Loreto de Gayolá y Casanovas en 1857. De esta relación nacieron Blanca y Clotilde Catalán de Ocón y Gayolá. Manuel, aristócrata y con una buena preparación intelectual, no estaba reñido en absoluto con una clara visión de los problemas de su clase en el marco de la sociedad de su época. La crisis agraria fue un tema habitual en la España de la Restauración, y origen de escritos de queja y de reivindicación de Manuel Catalán de Ocón, que exigió el ferrocarril o la disminución de impuestos. Era consciente de los graves problemas que atenazaban a la provincia de Teruel.
Loreto de Gayolá contrajo matrimonio a los 18 años. Educada en Suiza, deseó vivir el mayor tiempo posible en el campo, por lo que su esposo reconstruyó la casa de “La Campana” en Valdecabriel (entre El Vallecillo y Frías de Albarracín), donde pasarían largas temporadas. La soledad del valle dio lugar a una estrecha convivencia con la naturaleza y reposadas lecturas de una escogida biblioteca. El amor por la naturaleza y la poesía fue inculcado por la madre, y el Valle fue el escenario privilegiado de las andanzas de las niñas Blanca y Clotilde. La madre tenía conocimientos botánicos y sabía herborizar: así lo transmitió a sus hijas. Asimismo, la prematura muerte de Loreto (Blanca tenía 26 años y Clotilde 24) influyó en las composiciones poéticas de Clotilde que “siente frío en el pecho y echa de menos las caricias y los dulces besos de su madre ausente”.
BLANCA CATALÁN DE OCÓN Y GAYOLÁ
Está considerada como la primera mujer publicista de la Historia de la Botánica Española. Aunque nació en Calatayud el 22 de agosto de 1860, a todos los efectos se consideró siempre originaria de Monreal del Campo. Al igual que su hermana Clotilde, amó especialmente su Valle (Valdecabriel-Serranía de Albarracín) y su naturaleza, interesándose especialmente por la flora. Esta afición fue cultivada, al igual que su hermana, con la observación directa, el auxilio de alguna literatura científica y el apoyo de naturalistas como Zapater, canónigo de Albarracín. A través de éste se comunica Blanca con el gran botánico sajón Mauricio Willkomm, que preparaba su gran Prodromun Florae Hispanicae. Blanca formó un pequeño herbario representando la flora del valle, con plantas que resultaron ser nuevas especies. Bajo el epígrafe de “Botánica Turolense”, dentro del tratado de Miscelánea Turolense, figura el Catálogo de las plantas colectadas por la Srta. Blanca de Catalán de Ocón en el valle de Valdecabriel con la cita científica de 83 especies.
El propio Zapater dejó bien sentado el valor de los trabajos de la botánica en el periódico científico turolense La Provincia. El célebre botánico D. Mauricio Willkomm inscribió el nombre de Blanca Catalán de Ocón al lado de los principales colectores de plantas en su Prodromus de la Flora Española, y representa en una lámina la Saxifraga Blanca (Saxifraga granulata), especie nueva descubierta por la botánica. Esta especie nueva para la ciencia también fue reconocida en primer término por el botánico de Castelserás, Francisco Loscos Bernal, lo que convirtió a la monrealense en la primera mujer publicista de asuntos botánicos en inscribir su nombre en la terminología científica del ramo. Francisco Loscos también se hará eco esos mismos años de los trabajos de la naturalista en su Tratado de plantas de Aragón, con citas en las que queda de manifiesto que estudió plantas colectadas por Blanca. En la correspondencia del botánico de Segorbe, Carlos Pau, se encuentran diversas cartas que cruzó con Bernardo Zapater y Mauricio Willkomm, en la que se citan varias veces a nuestra naturalista.
En la actualidad todavía conservan sus nietos recuerdo de Blanca que confirman la importancia de sus trabajos: libros científicos, un herbario botánico con 115 especies distintas recogidas en la Vallée d’Ossau (Pirineos franceses), un herbario de botánica de plantas raras de Valdecabriel .
El 15 de octubre de 1888 se casó con el juez de Cartagena Enrique Ruiz del Castillo. Atrás dejó definitivamente Blancas sus años en Calatayud, Monreal del Campo o Valdecabriel. Fallecería en Vitoria el 17 de marzo de 1904.
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