"Había sido un día luminoso y cegador de sol sin tregua. Ahora el astro descendía por poniente y parecía derretirse en un lecho informe de llamas doradas al entrar en contacto con las montañas distantes; con su marcha el ambiente se enfrió de golpe y unas leves corrientes de aire llegaron del norte transportando el olor de un temporal desapacible. El invierno acechaba en la lejanía, en la franja del horizonte, y cualquier día o cualquier noche, en menos de una hora, volvería negras y ásperas aquellas tierras, echaría a perder todo lo que encontrase a su paso. El hombre conocía esas tierras, o esa clase de tierras, y la sensación de verse de nuevo en ellas lo relajó e intensificó su vivacidad. Aunque, pese a todo, aquellas tierras eran como la mujer sonriente y hermosa cuya generosidad y calidez provienen de las mismas fuentes primitivas que pueden convertirla en alguien cruel".
(Fragmento de Cornetas al atardecer -Bugles in the Afternoon, 1944- de Ernest Haycox, que publicó Valdemar en su benemérita colección Frontera allá por el mes de diciembre de 2014. Estamos a la espera de la siguiente entrega, titulada Hombre. Que viene Valdez, de Elmore Leonard y que saldrá a la venta en abril)
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