lunes, 9 de junio de 2014

Doña Perfecta (IV)

Decíamos el otro día que el enfrentamiento entre Pepe y su tía iba a comenzar y que la batalla iba a ser épica. Como es lógico solo puede terminar con la derrota de uno de los contrincantes. Veremos cómo se va planteando en los capítulos que siguen -del XVI al XX-. Así, en el capítulo XVI ("Noche"), mientras otra "heroica ciudad" duerme (Orbajosa), don Cayetano y Pepe dialogan. Nuestro ingeniero busca consuelo y alguien con quien hablar, pero el erudito local. Por cierto, él se vanagloria de ser el único de la familia que no ha caído en la "locura". Tras ver la conversación que mantiene con Pepe cualquiera lo diría (p. 212-214). Sin embargo, nuestro matemático está conjurado para presentar batalla y así se lo promete a sí mismo esa noche (p. 215): "La batalla será terrible. Veremos quién sale triunfante". Concluye el capítulo de manera enigmática, a la vez que esperanzadora, pues el sonido de unos pasos en la escalera anticipan la llegada de Rosario, pero eso es ya cosa del siguiente capítulo.
    Y es que -XVII, "Luz a oscuras"- Pepe guardaba un as en la manga. El ansiado encuentro se produce, en medio de la oscuridad y con el miedo de ser sorprendidos por los vigilantes de la moral. Aquí podríamos pensar que Pepe tal vez logre sus objetivos, que pueda salir triunfante de la casa (con Rosario), pero...lo que va a suceder con una talla del niño Jesús es una muestra de por dónde van las cosas. Ella antepone la afirmación de Pepe de que cree en Dios y no es ateo a su amor. Recordemos que Pepe es acusado de ateísmo por su tía y veamos también cómo nuestro ingeniero y matemático podría mantener la boca cerrada (p. 220): "Tu mamá nos adora a entrambos...Pero, querida Rosario, es preciso reconocer que el demonio ha entrado en esta casa". Lo malo no es solo esto, sino los preocupantes síntomas de enfermedad de Rosario, entre el delirio y la locura (p. 221). Si pasamos el pasaje de amor místico-erótico (p. 221-223), que arroja una sombra de duda sobre el futuro de la relación entre los enamorados, se escucha a lo lejos el sonido de una corneta, que es la llegada de las tropas. Una nueva sorpresa nos espera en el siguiente capítulo.

¿Habrá encuentro amoroso entre Pepe y Rosario o doña Perfecta lo impedirá?

    Con "Tropa" (XVIII) asistimos a la presentación de un nuevo personaje, Pinzón, un amigo de Pepe (¡ya era hora!) y a una trama política, relacionada con el caciquismo, la behetría (RAE: "Antiguamente, población cuyos vecinos, como dueños absolutos de ella, podían recibir por señor a quien quisiesen") y las facciones. Se hace un recorrido histórico por la larga tradición de Orbajosa en estas cuestiones (p. 228-231) y se señala la incomodidad que produce la presencia de esas tropas. Por cierto, que Pinzón también tiene un gran cariño hacia el pueblo (p. 233): "Estos ajeros...los llamamos ajeros...,pues digo que serán todo lo insignes que tú quieras; pero a mí me pican como los frutos del país. He aquí un pueblo dominado por gentes que enseñan la desconfianza, la superstición y el aborrecimiento a todo el género humano". La crónica de Pinzón incluye una velada crítica hacia el caciquismo y la perpetuación de familias en el poder, integrados en sus distintas formas (p. 234). Para el desarrollo de la novela nos interesan los últimos párrafos, en los que un misterioso plan pergeñado por Pepe es revelado a Pinzón, quien no duda en mostrar su apoyo, pese a considerarlo "arriesgado y difícil". Tal vez sea un farol lo que va a hacer Pepe, pero ya no parece el pitiminí acomplejado de antes...
     El tono bélico se puede ver en el título del siguiente capítulo (XIX), "Combate terrible.-Estrategia". Pepe inicia las hostilidades (p. 238): "Orbajosa, querida tía, casi no tiene más que ajos y bandidos, porque bandidos son los que en nombre de una idea política o religiosa se lanzan a correr aventuras cada cuatro o cinco años". Pero la respuesta de su tía está a la altura. El intercambio de golpes llega al punto álgido con la acusación de Pepe que apunta a doña Perfecta como causante de todos sus males (p. 239-240). Ha ganado la batalla dialéctica, pero no la emocional y se deja conmover por las lágrimas de su tía, cuyo contraataque es de manual, porque vuelve a llevar la discusión al terreno ideológico: ciencia vs. teología (p. 242) y concluye con lo que cualquiera podía columbrar desde hace tiempo y que no es otra cosa que su oposición al matrimonio entre Rosario y Pepe (p. 243). Las páginas que vienen a continuación, con alusiones y referencias más o menos encubiertas al Don Juan de Zorrilla (p. 244 y ss.) para describir la conducta de Pepe ("Tú lo atropellas todo; eres un monstruo, un bandido. [...] ¡Oh escándalo y libertinaje!). La lucha se cierra con la decisión de Pepe de largarse de allí (p. 248). Es el inicio de la estrategia. 

Don Inocencio está en la sombra en estos capítulos, pero no tardará en volver de las tinieblas...
     Cerramos esta entrada con el capítulo XX ("Rumores.-Temores"). Conocemos a Librada, que es quien actúa de correveidile entre Pepe y Rosario (p. 250). Los rumores tienen que ver con las supuestas costumbres espiritistas de Pepe; Pinzón ha conseguido ganarse la confianza de doña Perfecta y su misión es desprestigiar al ingeniero. Mientras tanto también van surgiendo habladurías y chismes sobre la situación política del momento (p. 253), que reflejan bien a las claras el inmovilismo y cerrazón de las fuerzas vivas del pueblo: "¡Un desconocido! ¡Un desconocido!", dirá la tía ante la llegada de un nuevo juez que sustituya a su viejo amigo, ese que tantos favores le concedía...Estos pasajes cómicos, los de la reacción de doña Perfecta ante las nuevas que le trae Pinzón, concluyen con la aparición de una radiante Rosario, "que tenía retratada en su semblante la más viva felicidad" (p. 255). Más el próximo día. 

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