miércoles, 11 de diciembre de 2013

Otoño ruso (I)

      El fragor de las evaluaciones, reuniones y demás asuntos de carácter burrocrático con el que concluye este mes de noviembre y comienza el de diciembre han hecho que, unidos a la falta de tiempo y cierta pereza, no nos dediquemos a sacar casi ninguna reseña de libros, que es lo que nos gusta y entretiene...En fin, que para tratar de solucionar tal preterición y con la certeza de que tendremos a un escritor por estos pagos a finales de marzo, hemos decidido subir en dos tandas unas líneas sobre una de esas novelas que más nos han gustado en estos últimos años y que algunos alumnos leerán en los próximos meses: Otoño ruso. Su autor ya ha aparecido en anteriores entradas -Antonio Castellote- y de esta novela ya hemos hablado en su día, también allá por el mes de marzo del curso pasado, cuando un grupo de alumnos de 1º de bachillerato la eligió como lectura de la segunda evaluación. Otoño ruso apareció en el verano de 2008 en las páginas de Diario de Teruel, en forma de folletín, y es la cuarta de las novelas que este autor y su habitual ilustrador -Juan Carlos Navarro- fueron publicando durante cinco veranos consecutivos (de 2005 a 2009) en ese mismo diario. Consta de 21 capítulos que salían, como en anteriores ocasiones, en los días laborables del mes de agosto. Al mismo tiempo, para el departamento tiene un aire de nostalgia por cuanto parte de la novela transcurre en el viejo y querido instituto Vega del Turia (antes Ibáñez Martín o, simplemente, "el de abajo", que es como lo conocíamos cuando éramos estudiantes, por oposición al Francés de Aranda, que era "el de arriba"), que fue nuestra casa durante unos años... 

Carburo, capítulo 10 (ilustración de J. C. Navarro)
    Su primer capítulo -"Un poco de sangre"- fue publicado posteriormente, con alguna ligera modificación que atañe al nombre del protagonista y al título, en el volumen Geórgicas (2010). Por otro lado, algunos capítulos que aparecieron en el blog del autor bernardinas finalmente no formaron parte de la novela ("Conocimiento del medio" y "La mitad del viaje"). Está escrita en tercera persona, técnica que Castellote ya había empleado en su anterior folletín -Una flor de hierro- y en el relato Los toros en invierno. La trama se desarrolla en Teruel y es de ambientación contemporánea, aunque hay alusiones a la Guerra Civil Española en su frente de Teruel, el cercano pueblo de Alfambra y diversos lugares de Rusia. En este sentido, bebe también de las fuentes de Modelo sin dolor y Los ojos del río, anteriores novelas del autor de las que algún día nos ocuparemos como es debido.
      En el mentado primer capítulo asistimos a la presentación de Bernardo, el personaje sobre el que gravitará gran parte de la narración. Se trata de un funcionario del Ministerio de Fomento casado y con una hija adolescente, que vive en el barrio del Ensanche y que lleva una vida bastante monótona, marcada en cierto modo por las apariencias de una familia burguesa que participa de cuantas actividades y vida social requiere. Así, Bernardo prefiere los ratos de soledad y tranquilidad en Alfambra, que es donde tiene la vieja casa familiar y donde guarda a su podenco, que le acompaña en sus paseos. Más allá de su sencillez es un personaje que denota inseguridad, dudas y miedos, como cualquier persona, al que no le gusta la vida de apariencias que tiene que llevar en Teruel. En el inicio de la novela también conocemos a Rodión, un anciano ruso que vive junto a su familia en una de las masadas cercanas y que a partir de este momento se convertirá en testigo silencioso de lo que sucede en la novela. Veremos que él es también el mantenedor, a sus noventa años, de la familia, el que mejor asume las cosas. También tendrá su importancia su perra de caza, de manera simbólica, con el final de la novela, pero eso lo dejamos para la siguiente entrega.

    Donde Castellote muestra un dominio y un análisis psicólogico y casi etnográfico es en la manera de tratar a esa sociedad burguesa turolense del barrio del Ensanche, con sus chismes, cotilleos y costumbres, encarnadas, sobre todo, en la mujer de Bernardo (Matilde) y en su familia y amigas. También es interesante ver la historia de los Breshkovski, la familia rusa a la que antes aludíamos, sus orígenes en Irkutsk y en el que, a nuestro juicio, es el personaje más atormentado, Mijáil, padre de Kólia y marido de Tatiana (la hija de Rodión). En este sentido, está tremendamente lograda la evocación del capítulo 8 de los años de la URSS previos a su disolución ("Recuerdos del sovjoz"). Seguimos el próximo día.

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