miércoles, 18 de diciembre de 2013

La enfermedad sospechosa

Seguimos con la narrativa de Antonio Castellote. En esta ocasión llega el turno de La enfermedad sospechosa. Folletín naturalista por entregas, el quinto y último de los folletines publicados en Diario de Teruel (agosto de 2009, 21 capítulos). En cuanto a la ambientación histórica, la trama se sitúa en 1885, durante una terrible epidemia de cólera (también llamada "morbo asiático") que se cobró la vida de casi 5000 personas en la provincia de Teruel. El folletín está llenos de datos reales e históricos, de personajes que existieron y a los que en la novela no se les cambió el nombre, aunque sí se inventaron ciertos aspectos biográficos sobre algunos, como el doctor Aurelio Benito, redactor del periódico El Ferrocarril. Algunos de esos personajes son, por ejemplo, el botánico Loscos, el novelista Polo y Peyrolón (del que, por cierto, una alumna hizo en su día una entrada) o el abogado Muñoz Nogués. 

Ilustración de J. C. Navarro para el capítulo 2.

    El primer capítulo, titulado "El morbo asiático", es una crónica histórica de la aparición de la enfermedad. Esta crónica detallada y pormenorizada da cuenta de los principales acontecimientos históricos de ese año -1885- en la ciudad de Teruel y, sobre todo, del origen y rápida propagación de la enfermedad. Se indican también las distintas opiniones sobre cómo se desarrollaba la polémica "entre contagionistas y anticontagionistas". Aquí conocemos al ínclito doctor Benito, un personaje histórico que se dedicó a la política y el periodismo, si bien los aspectos sobre su familia y algunos datos más son ficticios, como se afirma en el artículo de presentación de la novela publicado en Diario de Teruel el 1 de agosto de 2009. Benito pertenece a un grupo de regeneracionistas, junto con el abogado Muñoz Nogués y otros ilustres personajes de la época, preocupados por el devenir de Teruel a finales del siglo XIX. Está casado con doña Emerenciana y tiene dos hijos, Julio y Amparín. Del primero pronto vemos que no quiere seguir los pasos de su padre y que tal vez nos asegure algún episodio interesante en el desarrollo de la novela ("Su vida era la caza y el cultivo de la trufa [...] Había flirteado con todos los poderes del Estado, pero le tiraba la tierra. A fin de cuentas era hijo de médico y por lo tanto un joven deseado entre las familias burguesas de la capital, pero su forma de ser prohombre se orientó desde el principio a las fanegas y las cabezas de ganado..."). De la hija, Amparín, se comenta que sí que daba algún que otro quebradero de cabeza a su padre. Es una lectora compulsiva y "no provocaba más preocupación que el hecho de no provocar ninguna" aunque, según el diácono, la chica tal vez sufriera "algún tipo de desquiciamiento"... Además de estos y otros personajes, la novela se centra en uno de los temas capitales en las discusiones y tertulias de la época: el ferrocarril. Este era el "símbolo del atraso y de la marginación de una provincia", y sobre la llegada o no del nuevo trazado gira gran parte de la trama. 
    También podemos observar al inicio una escena narrada con una marcada estética naturalista: el doctor Benito atiende a un hombre con la espalda llena de magulladuras y rasguños, mientras se describe con detalle el cuerpo del paciente y las curas que le realiza el doctor. Este hombre de aspecto enfermizo que acaba de ser tratado por el doctor (con ácido fénico, que ya explicaremos cuando la leamos en clase qué era y para qué se usaba) es Ramón Vargas, un maestro de escuela que vive en uno de los barrios más humildes de la capital y es un apasionado de la botánica -guarda como oro en paño una carta de su admirado Loscos- y entre sus amistades aparece el hermano Silvestre, un franciscano del que ya hablaremos luego.

Capítulo 18: entrada de la catedral de Teruel

    A partir de aquí se irá desarrollando una historia que tiene como protagonista invisible a la enfermedad sospechosa, que no frena su avance en ningún momento y que se acerca inexorablemente hacia la ciudad de Teruel. Conoceremos a otros personajes como las hermanas Blanca y Clotilde Catalán de Ocón (botánica y naturalista, respectivamente), se hablará de Darwin, habrá una trama teatral por medio, episodios humorísticos y podremos asistir a fragmentos narrativos de clara raigambre naturalista y folletinesca, aunque eso lo iremos contando en clase...
    Mañana presentaremos Una flor de hierro.
   

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