Los alumnos de Religión de 3º y 4º de ESO realizaron un viaje a tierras sorianas el pasado martes, acompañados por sus profesores. La memoria del viaje la llevan a cabo Sara Clavero y Elena Esteban, de 4º ESO A. La visita incluyó la lectura de poemas de don Antonio Machado y de otros textos literarios, que también os mostramos al final de la entrada. Esta es su crónica viajera:
El pasado día 29 de octubre de 2013, los alumnos de religión de 3º y 4º de la eso visitamos la ciudad de Soria y sus alrededores. Por la mañana, visitamos los yacimientos de Numancia. En ellos una guía nos explicó la historia de estos yacimientos y también nos enseñó la recreación de una casa celtíbera y otra romana, comentándonos la vida cotidiana de los ciudadanos de la época (celtas y romanos).
Después de la visita de Numancia, visitamos el Monasterio de San Juan de Duero, donde nos explicaron la mezcla de arte gótico y románico del claustro. En una sala del claustro (la antigua Iglesia) nos explicaron también el significado de las representaciones de los capiteles.
Detalle de la Plaza Mayor de Soria |
Después de la visita de Numancia, visitamos el Monasterio de San Juan de Duero, donde nos explicaron la mezcla de arte gótico y románico del claustro. En una sala del claustro (la antigua Iglesia) nos explicaron también el significado de las representaciones de los capiteles.
Parte de nuestra expedición vuelve de San Saturio |
Antes de adentrarnos en la ciudad de Soria, hicimos una parada en el centro comercial de esta misma ciudad, y así pudimos comer y descansar.
Los porches y una curiosa coincidencia |
A las cuatro de la tarde el autobús nos recogió y nos llevó a visitar la Ermita de San Saturio. La guía nos explicó que la ermita estaba construida sobre una cueva y muchas cosas más. Saturio era un rico heredero que donó todos sus bienes a los pobres; posteriormente cambió de vida para hacerse ermitaño y vivir durante 40 años en una cueva. En el transcurso de estos años convivió durante siete años con Prudencio, un joven de quince años. Tras la muerte de Saturio, Prudencio abandonó la cueva para marcharse a Tarazona y años más tarde lo nombraron obispo y volvió a Soria para desenterrar los restos de Saturio y santificarlo. Unas leyendas que nos comentó la guía sobre Santa Ana (la Virgen de los alfileres) relataban que cuando una soltera encontrara un alfiler en el manto de la Virgen esta encontraría novio en ese año. También que cuando los novios sorianos se casaban en la Ermita de San Saturio, era tradición que la novia clavara alfileres en el mantón de Santa Ana.
Un detalle del ayuntamiento |
Después el autobús nos recogió y fuimos a recorrer los lugares y calles más relevantes de Soria como por ejemplo: la Iglesia de Santo Domingo, en la que nos detuvimos para ver la entrada y el rosetón central; el instituto Machado, donde nos explicaron la vida de Antonio Machado y el significado de algunos de sus poemas; la calle Collado, que es la calle principal de la ciudad en la que encontramos una relojería y una óptica, que casualmente se llamaban Monreal; en la Plaza Mayor pudimos observar y aprender sobre el edificio del salón de actos, ver una fuente muy antigua y el ayuntamiento en el que hay una imagen con doce escudos en círculo y en el centro la imagen del rey Alfonso. Para finalizar la excursión pudimos localizar distintas calles, esculturas y edificios de ocio y comercio de la ciudad.
Este es uno de los poemas de Machado que leímos y nos explicaron
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
Recordatorio de la iglesia de Santo Domingo |
Y era verdad la leyenda que decía que no suspendía a nadie... |
"He
vuelto a ver los álamos dorados, álamos del camino en la ribera del Duero, entre San Polo y San Saturio..." |
La fachada del instituto de don Antonio |
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