El otro día, mientras le dábamos un repaso a la Generación del 27, comentamos por encima un poema de Cernuda sobre dos de los poetas simbolistas más conocidos, con un título en inglés. Blanca Lázaro, de 4º ESO B, realiza esta entrada sobre ellos y nos ofrece el precioso poema de don Luis (Cernuda). Ahí va:
Luis Cernuda, poeta de la generación del 27 del que ya hemos hablado en artículos anteriores del blog, fue un hombre muy comprometido con la República española, y que se declaró homosexual abiertamente. Por ello, uno de los temas que más a menudo trataba en sus poemas era la hipocresía y la intolerancia social. Cernuda siempre mostró un apoyo especial hacia los rebeldes inconformistas que eran criticados a menudo por la sociedad conservadora. Así lo demuestra en su libro Desolación de la quimera (1956-1952), que escribió hacia el final de su vida en el exilio. Uno de los poemas que componen esta obra antológica se titula "Birds in the night" (Pájaros en la noche), y narra la historia de amor de dos conocidos poetas franceses: Rimbaud y Verlaine.
Paul Verlaine (1844-1896) conoció a Rimbaud en 1871 en París; pronto se convirtieron en amantes. Verlaine abandonó a su joven esposa embarazada y se fugó con Rimbaud a Gran Bretaña y, posteriormente, a Bélgica. Los dos poetas llevaron una vida escandalosa de deudas, alcohol y problemas sentimentales; Verlaine solía beber a menudo y una vez, ebrio tras una grave discusión, llegó a disparar a Rimbaud en una mano. Por ello fue enviado a la cárcel, donde se convirtió al catolicismo. Ya al final de su vida fue conocido como “El príncipe de los poetas”, y murió en París, años después de la muerte de Rimbaud. Fue muy influido en su poesía por Baudelaire. Algunas de sus obras son Poemas saturnianos, En los limbos u Obras olvidadas, sin embargo, su obra más destacada ha sido Los poetas malditos, un libro en prosa donde nos explica la difícil vida de algunos poetas, entre ellos Rimbaud, Corbière o él mismo.
Arthur Rimbaud (1854-1891), hijo de un militar, se vio sobreprotegido por su madre durante su infancia, lo que le llevó a fugarse en contadas ocasiones de su casa y del colegio. Conoció a Verlaine gracias a la poesía, y llevaron juntos una vida bohemia y rebelde. Después de que su amante le disparara, Rimbaud continuó viajando solo, ganándose la vida como traficante de armas. Murió de un cáncer a los 37 años de edad. Existen dos poemas suyos muy conocidos: El barco ebrio y Vocales.
En su poema, Cernuda nos habla de la hipocresía y la anticuada moral burguesa. Aunque el tema central sea el amor y la vida de Rimbaud y Verlaine, en la última frase se expone la falsedad de la sociedad (pues solo se elogiará a los poetas después de su muerte, tras haberlos criticado y odiado en vida), que es un tema en el que Cernuda ha pretendido insistir bastante; es un poema cargado de negativismo.
Verlaine y Rimbaud retratados en el famoso cuadro de Fantin-Latour |
BIRDS IN THE NIGHT, Luis Cernuda
“El gobierno francés, ¿o fue el gobierno inglés?, puso una lápida
En esa casa de 8 Great College Street, Camden Town, Londres,
Adonde en una habitación Rimbaud y Verlaine, rara pareja,
Vivieron, bebieron, trabajaron, fornicaron,
Durante algunas breves semanas tormentosas.
Al acto inaugural asistieron sin duda embajador y alcalde,
Todos aquellos que fueran enemigos de Verlaine y Rimbaud cuando vivían.
La casa es triste y pobre, como el barrio,
Con la tristeza sórdida que va con lo que es pobre,
No la tristeza funeral de lo que es rico sin espíritu.
Cuando la tarde cae, como en el tiempo de ellos,
Sobre su acera, húmedo y gris el aire, un organillo
Suena, y los vecinos, de vuelta del trabajo,
Bailan unos, los jóvenes, los otros van a la taberna.
Corta fue la amistad singular de Verlaine el borracho
Y de Rimbaud el golfo, querellándose largamente.
Mas podemos pensar que acaso un buen instante
Hubo para los dos, al menos si recordaba cada uno
Que dejaron atrás la madre inaguantable y la aburrida esposa.
Pero la libertad no es de este mundo, y los libertos,
En ruptura con todo, tuvieron que pagarla a precio alto.
Sí, estuvieron ahí, la lápida lo dice, tras el muro,
Presos de su destino: la amistad imposible, la amargura
De la separación, el escándalo luego; y para éste
El proceso, la cárcel por dos años, gracias a sus costumbres
Que sociedad y ley condenan, hoy al menos; para aquél a solas
Errar desde un rincón a otro de la tierra,
Huyendo a nuestro mundo y su progreso renombrado.
El silencio del uno y la locuacidad banal del otro
Se compensaron. Rimbaud rechazó la mano que oprimía
Su vida; Verlaine la besa, aceptando su castigo.
Uno arrastra en el cinto el oro que ha ganado; el otro
Lo malgasta en ajenjo y mujerzuelas. Pero ambos
En entredicho siempre de las autoridades, de la gente
Que con trabajo ajeno se enriquece y triunfa.
Entonces hasta la negra prostituta tenía derecho de insultarles;
Hoy, como el tiempo ha pasado, como pasa en el mundo,
Vida al margen de todo, sodomía, borrachera, versos escarnecidos,
Ya no importan en ellos, y Francia usa de ambos nombres y ambas obras
Para mayor gloria de Francia y su arte lógico.
Sus actos y sus pasos se investigan, dando al público
Detalles íntimos de sus vidas. Nadie se asusta ahora, ni protesta.
"¿Verlaine? Vaya, amigo mío, un sátiro, un verdadero sátiro.
Cuando de la mujer se trata; bien normal era el hombre,
Igual que usted y que yo. ¿Rimbaud? Católico sincero, como está demostrado."
Y se recitan trozos del “Barco Ebrio” y del soneto a las “Vocales”.
Mas de Verlaine no se recita nada, porque no está de moda
Como el otro, del que se lanzan textos falsos en edición de lujo;
Poetas mozos de todos los países hablan mucho de él en sus provincias.
¿Oyen los muertos lo que los vivos dicen luego de ellos?
Ojalá nada oigan: ha de ser un alivio ese silencio interminable
Para aquellos que vivieron por la palabra y murieron por ella,
Como Rimbaud y Verlaine. Pero el silencio allá no evita
Acá la farsa elogiosa repugnante. Alguna vez deseó uno
Que la humanidad tuviese una sola cabeza, para así cortársela.
Tal vez exageraba: si fuera sólo una cucaracha, y aplastarla.”
“El gobierno francés, ¿o fue el gobierno inglés?, puso una lápida
En esa casa de 8 Great College Street, Camden Town, Londres,
Adonde en una habitación Rimbaud y Verlaine, rara pareja,
Vivieron, bebieron, trabajaron, fornicaron,
Durante algunas breves semanas tormentosas.
Al acto inaugural asistieron sin duda embajador y alcalde,
Todos aquellos que fueran enemigos de Verlaine y Rimbaud cuando vivían.
La casa es triste y pobre, como el barrio,
Con la tristeza sórdida que va con lo que es pobre,
No la tristeza funeral de lo que es rico sin espíritu.
Cuando la tarde cae, como en el tiempo de ellos,
Sobre su acera, húmedo y gris el aire, un organillo
Suena, y los vecinos, de vuelta del trabajo,
Bailan unos, los jóvenes, los otros van a la taberna.
Corta fue la amistad singular de Verlaine el borracho
Y de Rimbaud el golfo, querellándose largamente.
Mas podemos pensar que acaso un buen instante
Hubo para los dos, al menos si recordaba cada uno
Que dejaron atrás la madre inaguantable y la aburrida esposa.
Pero la libertad no es de este mundo, y los libertos,
En ruptura con todo, tuvieron que pagarla a precio alto.
Sí, estuvieron ahí, la lápida lo dice, tras el muro,
Presos de su destino: la amistad imposible, la amargura
De la separación, el escándalo luego; y para éste
El proceso, la cárcel por dos años, gracias a sus costumbres
Que sociedad y ley condenan, hoy al menos; para aquél a solas
Errar desde un rincón a otro de la tierra,
Huyendo a nuestro mundo y su progreso renombrado.
El silencio del uno y la locuacidad banal del otro
Se compensaron. Rimbaud rechazó la mano que oprimía
Su vida; Verlaine la besa, aceptando su castigo.
Uno arrastra en el cinto el oro que ha ganado; el otro
Lo malgasta en ajenjo y mujerzuelas. Pero ambos
En entredicho siempre de las autoridades, de la gente
Que con trabajo ajeno se enriquece y triunfa.
Entonces hasta la negra prostituta tenía derecho de insultarles;
Hoy, como el tiempo ha pasado, como pasa en el mundo,
Vida al margen de todo, sodomía, borrachera, versos escarnecidos,
Ya no importan en ellos, y Francia usa de ambos nombres y ambas obras
Para mayor gloria de Francia y su arte lógico.
Sus actos y sus pasos se investigan, dando al público
Detalles íntimos de sus vidas. Nadie se asusta ahora, ni protesta.
"¿Verlaine? Vaya, amigo mío, un sátiro, un verdadero sátiro.
Cuando de la mujer se trata; bien normal era el hombre,
Igual que usted y que yo. ¿Rimbaud? Católico sincero, como está demostrado."
Y se recitan trozos del “Barco Ebrio” y del soneto a las “Vocales”.
Mas de Verlaine no se recita nada, porque no está de moda
Como el otro, del que se lanzan textos falsos en edición de lujo;
Poetas mozos de todos los países hablan mucho de él en sus provincias.
¿Oyen los muertos lo que los vivos dicen luego de ellos?
Ojalá nada oigan: ha de ser un alivio ese silencio interminable
Para aquellos que vivieron por la palabra y murieron por ella,
Como Rimbaud y Verlaine. Pero el silencio allá no evita
Acá la farsa elogiosa repugnante. Alguna vez deseó uno
Que la humanidad tuviese una sola cabeza, para así cortársela.
Tal vez exageraba: si fuera sólo una cucaracha, y aplastarla.”
Como
curiosidad, existe una película sobre la vida de estos dos poetas titulada Total
Eclipse (1995), llamada en España Vidas
al límite, protagonizada por David Thewlis y Leonardo DiCaprio.
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