O que nada termina hasta que nosotros digamos que termina. Ahora que llega mayo, comienza a sentirse la amenaza de ese último examen de lengua por este curso (para algunos afortunados), ese que definirá el devenir de la asignatura, el que separa a los hombres de los niños, como dijo alguno en su día, el examen que, en definitiva, incluye la subordinación en sus tres variantes (adjetiva, adverbial y sustantiva), el ensayo y alguna cosilla suelta de los textos y la pregunta del vocabulario de ambos temas.
Lo que más suma es la sintaxis, pero no es lo más importante. Los alumnos han de recordar que tienen un par de textos ensayísticos que les fueron entregados antes de las vacaciones de Semana Santa para ejercitarse en el análisis de esta forma textual. Así, el ejemplo hecho en clase con los fragmentos de La España vacía de Sergio del Molino servía como modelo y guía para abordar esos dos textos que decíamos. Por un lado está el de Andrés Amorós sobre Azorín en ABC, una vindicación de la vigencia y necesidad de leer al gran clásico y, por otro, el fragmento de Godot sigue sin venir, de Miguel Albero, sobre el concepto de la espera. Bien, como primicia para nuestros sufridos alumnos, les anunciamos que será uno de los tres que hemos mencionado, salvo sorpresas.
A esa pregunta sobre un fragmento de ensayo habrá que añadirle la del vocabulario -un trámite-, las breves de sintaxis (que iremos desgranando en clase) y el análisis sintáctico, que será progresivo; es decir, habrán de elegir en función de los conocimientos y habilidades de cada uno. De esta manera, el alumno que se arriesgue poco o esté algo romo con la sintaxis debería inclinarse por una opción fácil de análisis ("Decidme qué se siente", por ejemplo); el alumno que esté un poco más ducho en estas cuestiones y se crea capaz de intentar una de un nivel intermedio optará a un poco más de puntuación ("Cristiano Ronaldo sigue siendo un killer del área, amedrenta a las defensas y marca goles que valen eliminatorias", por ejemplo); si el alumno se viene arriba, cree en sus posibilidades, ha estudiado y no le asusta ver cinco o seis verbos en una oración, podrá hacer la que más puntuación tenga ("El Madrid, que sabe cómo se han de jugar estas eliminatorias, no dudó en ningún momento ni se amilanó ante la férrea presión atlética, es decir, supo esperar a que aparecieran grietas en la defensa colchonera y que esta se viniera abajo sin remisión", por ejemplo). Luego habrá otra pregunta de reconocimiento de oraciones subordinadas adverbiales en la que se pedirá identificar el nexo y el tipo de oración, tal que así:
Lo que más suma es la sintaxis, pero no es lo más importante. Los alumnos han de recordar que tienen un par de textos ensayísticos que les fueron entregados antes de las vacaciones de Semana Santa para ejercitarse en el análisis de esta forma textual. Así, el ejemplo hecho en clase con los fragmentos de La España vacía de Sergio del Molino servía como modelo y guía para abordar esos dos textos que decíamos. Por un lado está el de Andrés Amorós sobre Azorín en ABC, una vindicación de la vigencia y necesidad de leer al gran clásico y, por otro, el fragmento de Godot sigue sin venir, de Miguel Albero, sobre el concepto de la espera. Bien, como primicia para nuestros sufridos alumnos, les anunciamos que será uno de los tres que hemos mencionado, salvo sorpresas.
A esa pregunta sobre un fragmento de ensayo habrá que añadirle la del vocabulario -un trámite-, las breves de sintaxis (que iremos desgranando en clase) y el análisis sintáctico, que será progresivo; es decir, habrán de elegir en función de los conocimientos y habilidades de cada uno. De esta manera, el alumno que se arriesgue poco o esté algo romo con la sintaxis debería inclinarse por una opción fácil de análisis ("Decidme qué se siente", por ejemplo); el alumno que esté un poco más ducho en estas cuestiones y se crea capaz de intentar una de un nivel intermedio optará a un poco más de puntuación ("Cristiano Ronaldo sigue siendo un killer del área, amedrenta a las defensas y marca goles que valen eliminatorias", por ejemplo); si el alumno se viene arriba, cree en sus posibilidades, ha estudiado y no le asusta ver cinco o seis verbos en una oración, podrá hacer la que más puntuación tenga ("El Madrid, que sabe cómo se han de jugar estas eliminatorias, no dudó en ningún momento ni se amilanó ante la férrea presión atlética, es decir, supo esperar a que aparecieran grietas en la defensa colchonera y que esta se viniera abajo sin remisión", por ejemplo). Luego habrá otra pregunta de reconocimiento de oraciones subordinadas adverbiales en la que se pedirá identificar el nexo y el tipo de oración, tal que así:
- El Barça no juega las semifinales porque cayó con la Juventus. (OSAdv.Causa)
- Si Ronaldo está enchufado el Madrid tiene muchas opciones de volver a ganar la Champions (OSAdv. Condicional).
- Aunque el primer gol del Madrid tiene algo de polémica, es legal y cuenta (OSAdv. Concesiva)
- Para que Bale juegue la final, que se disputa en su país, necesita recuperarse de la maldita lesión de una vez. (OSAdv. Final)
Por cierto, los chicos de 4º, que comienzan a pensar que han descubierto América, comentan que las películas sobre fiestas universitarias están muy bien y son toda una novedad. Como algunos somos del siglo pasado, la corrección política no las trae al pairo, y lo que queremos es que tengan curiosidad (el motor del aprendizaje, señores pedabobos), les hemos comentado que todo viene de una película de culto, titulada Desmadre a la americana (John Landis, 1978) en la que se establecen las bases de lo que ha venido después, American Pie incluida, que no es sino un mal remedo de aquella.
Otis Day and The Knights interpretan "Shout" durante la célebre fiesta de togas.
Atención al baile de John Blutarsky (John Belushi), sin complejos.
De esta película también deberían escuchar el célebre discurso de John Blutarsky antes de enfrentarse al examen, pues es motivación pura:
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