"Su madre siempre dejaba claro que aquello tuvo lugar antes de la tortuosa Guerra Civil, en la que Whitman atendió a moribundos y amortajó cadáveres en varios hospitales militares de Washington, D. C. Se decía que regresó al norte como un hombre profundamente cambiado, con un rastro de tristeza grabado en la mirada. Aun así, pese a toda la muerte que había presenciado, su alma no cedió a la anestesia y el poeta resolvió celebrar la vida y los misterios del universo que habitaban su escritura. Al tiempo, trató de reconciliarse con aquella nación que se había ensañado con locura en un festín de sangre fraterna".
Fragmento perteneciente a Justicia poética, de Elliott Murphy, recientemente traducido al español por Miguel Marqués para Tropo editores (Zaragoza, diciembre de 2014).
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